domingo, 17 de mayo de 2009

Ausente,vas y vienes.

Ausente, vas y vienes
fingiendo que nunca nos hemos conocido.
Y te veo ajenizada
tal si hubieras borrado en tu cabeza
todo sentimiento comun.
Como si hubiera desaparecido cuanto eras
y ya no fueses sino esa figura que habla y camina
y nada mas. Nada mas que eso.
Lo contemplo y me derrumbo interiormente, lo confieso.
Caen dentro de mi ciudades enteras, los universos completos
que me constituían antaño.
A ti, parece darte igual y apenas giras levemente la cabeza
o arqueas con ligereza una ceja que se muestra ella misma indecisa.
Pero te conozco, se que todo esto, todo, no es sino demora,
dejar para mas tarde la ardua tarea de afrontar
lo que la espera hace crecer hasta desbordar los limites abarcables.
¡Dejarlo para luego es dejarlo para siempre o para nunca!
Dejarlo para luego es impedirlo, intentar acallar con la muerte
las voces que, sin cuerpo, proclamarán imparables
la verdad omitida.
No se puede taponar con silencio la injusticia, ni es posible.
La verdad ahogada tiende siempre a recobrar la voz,
pues su eco se ha extendido por el universo entero.
ya pasen años o siglos, milenios o eternidades.
Los tiempos apenas son nada,
minusculas minucias, las eras.
Lo eternidad no precisa apremio
y aguardará por siempre
el resquicio inevitable
que le ofrecerá sumisamente el tiempo.
Pero te empeñas en encerrar los vientos con tu puerta,
detener el oleaje del mar con tu raqueta de niña,
cambiar los colores de la realidad con la varita del almendro,
y sabes, aunque no quieras detenerte, que lo verdadero
está esperando a que deslices su mirada sobre ello, simplemente a eso,
para desvelarse ante ti, desnudo y limpio, sin defecto ni tacha.
Porque lo que se teme no es la verdad ¿cuantas veces te lo habré dicho?
Jamas amedrenta, es unica y que no tiene doblez o versión.
Como los niños, es a la oscuridad repleta de inexistentes fantasmas,
descritos, tal vez horrendamente, por horrendas brujas. Pero basta una luz,
una ventana abierta al dia, para que entren la claridad y el viento,
y arrastren consigo a los fantasticos fantasmas y los temibles miedos
que inspiran y engendran los temores
de niños pequeños.
Se que te preguntas que espero o deseo
y solo es eso.
Y no me mueve mi deseo, ya satisfecho
por este acto intencional, aunque tal vez inutil, lo sospecho. No, no es eso.
Pero ¿como explicartelo?
Tal vez debiera callar y dejar que el destino, las moiras o parcas, el fado en suma,
desvele mi intención, si es que llega el tiempo y viene al caso. . .
Callar para no interponer impertinencia, una vez mas,
en el camino trazado por caprichosos dioses.
Tal vez. Pero debería desquererte como
para dejar que corra impasible ese tiempo
que te deshaga luego, sin abatirme y agitarme
y deshacerme yo primero,
esforzado hasta la muerteen el intento

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