sábado, 9 de mayo de 2009

El Padre

El padre fue una presencia fuerte que desdeñó los matices.
Fue una voluntad decidida para asentar sus pies sobre la tierra firme.
Una curtida astucia, que encubría con desprendimientos las primeras jugadas,
Que conducían a los demás, indefectiblemente a un destino, previamente diseñado por él,
obligado, tal vez, por primerizas percepciones que lo habían capturado, a si mismo. Ocultamente marcado,
Ya horizonte, ya calle cerrada.
Ya desprendimiento o jaque mate.
Ambos presentados bajo la misma paternal mirada.
Sufrió congojas o las fingió.
Creyó que sus golpes fueron complejos. Tal vez lo fueran.
Las heridas que a todos vienen, a él le llegaron pronto y pronto las cerró.
No podría decir que lo encanallaron, diciendo verdad, pero encallaron, encalló y calló.
Evitó emitir los gestos y ternuras que yo, quedaría aguardando siempre,
Tal vez los diera, no podría afirmar con rotundidad que así no hubiese sido,
Pero, si fueron, los emitió a su modo.
De una manera tal, que, nunca jamás sabré si han sido.
Omitió una palabra o faltó un beso.
Para cerrar la herida.
El besó que faltó y que hubiera bastado para curar la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario