sábado, 9 de mayo de 2009

Me moriré sin verte

Me moriré sin verte.
No volveré a tomarte entre los brazos,ni volveré a estrecharte con mi cuerpo.
Nuestras mejillas ya nunca se juntarán ¿cual fue la ultima vez? ¿la recuerdas?
Esa,si,esa que pareció una mas y que supongo se habrá perdido entre tus olvidos
como ya lo está entre los mios.
Mientras te tuve te creí grande,magnanima,eterna,incomensurable...
pero te has ido,te has desleido,agrupado con tantas y tantas
que tu figura ha dejado de existir, inmersa entre un cosmos de nimiedades identicas.
A mi me habrá pasado igual,lo sé.
No es que me importe.Desde siempre,tal vez tuve ese secreto anhelo
de invisibilidad,de anonimato,de carecer de nombre y por tanto,de responsabilidad
No quiero sentirme calificador o coautor de todo esto que me sobrepasa y
me exige una pronunciación que se incapaz de proclamar.
¿que podria decir?.Que es correcto,que está bien
o,por el contrario, merece la destrucción y el olvido.Pero ¿yo que sé?
¿y tu?.¿Acaso conoces mejor de que están hechas las amarguras?
Callas o hablas con la temeridad de quien desconoce aun
que cada palabra pesa sobre la vida como un plomo
que termina aplastandonos con su peso inmenso
de principio liviano.
Tu,que no eras nada.Que,cuando te tuve entre mis brazos
balbuceabas apenas y a quien hube de enseñar cada palabra:
bicho,trozo,agua,ven
Todo.Todo y aun mas.Y que luego has venido a mi,portadora de un discurso,
que yo no te enseñé,ni te hubiese enseñado jamás,
que se coló entre las rendijas del vacío y que penetró en tí,
hasta diluirte y fundirte,tal vez finalmente,entre esa masa amorfa,anonima,
sarcastica,brutal,procaz tal vez.
Esa masa que arroja piedras sobre las gentes de mirada distinta
que lapida corazones que no se acompasan al ritmo marcado
entre todos los remeros.
Que atenaza los miembros de quienes quieren mostrarnos
que existen otros mundos,si,que existen
bienpensantes y magnanimos,liberrimos y solidarios
pero que hoy se encuentran aplastados
por esa montaña de rocas,entre las cuales
se cuela la minuscula piedra
que tu misma arrojaste sobre ellas.

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