domingo, 10 de mayo de 2009

Poemas de la Efimera princesa-2

Como lloré cuando te vi alejarte.
Te perdías ahondándote en el bosque, entre la niebla
Primero sutil, cuando iba desdibujando lentamente tu silueta.
Luego, espesando, al ocultar tu figura,
Hasta que no quedaba resto de ella
Nada que la diferenciase del fondo.
Fue entonces cuando noté tu ausencia.
El momento, si, cuando se piensa
Que comienza el olvido.
Allá en él, te sabía tan sola,
Te imaginaba nadeando, con la mente vacía
Yendo de un lugar a otro, sin que, en ninguno
Nada hubiera
Mientras yo, desde aquí, gritaba
Te gritaba por llamarte
Para decirte que no
Que ahí no
Que ahí, por dios, no
Que ese lugar al que ibas
Es en el que no resta nada
El sitio donde no hay espacio
Ni aire, ni olas, ni habrá nunca risas
De las que nazcan nuevas risas
Que no es el lugar de la alegría
Sino su apariencia
El reclamo eterno de la desdicha.
Y ahora, que has vuelto,
Que he visto de nuevo dibujarse tu silueta
Viniendo de la tierra de ninguna parte
Donde te creí perdida
De donde decían que nadie regresaba nunca
Y ahora, que veo
A mi alrededor, hierbas crecidas
Por la humedad del llanto,
Te apareces de nuevo
Y regresando traes contigo un mensaje
La silenciosa noticia de que no hay hombre,
Ni sombra humana, ni asomo de ser
Que pueda impedir por siempre
El brioso repunte de tu hermosura.

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