Retrotráete de nuevo,
a la mirada al cielo,
a la pregunta que quedaría sin respuesta,
a la interminable espera.
Anduviste.
Vanamente vagaste por las alternativas,
esperando un certero encuentro:
el soñado suceso que nunca hubo.
Y te extrañaste, de nuevo.
Y de nuevo, vagaste,
Hasta alcanzar la pregunta, de nuevo.
¿era crueldad o error, la falta de respuesta?.
No lo sabrías.
De acá la incomprensión. De allá el silencio.
domingo, 10 de mayo de 2009
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