sábado, 9 de mayo de 2009

Poemas a Prometeo-10

Puesto que no he colocado en tu interior la desconcertante cabeza de Jano, he de pedirte personales excusas.
uno de los enigmas mas simples, transformado también, para ti, en indescifrable.
Te engañé, lo confieso. Pero fue con sencillo procedimiento.
No hubieses querido saciar tu sed, de otro modo, con la amarga agua, que te ofrecía,
Dejé que saborearas, pues, lo suficiente, el dulce azúcar y cuando ya lo amaste con entrega irresistible
Me bastó moler la abundante sal, empaquetada del mismo modo que el sabroso néctar que añorabas,
Y dispersando el escaso bien, entre la salazón abundante, la ofrecí ante tus ojos, bajo la misma apariencia y al mismo precio.
!Oh¡ !Cuanta salazón adquiriste¡.
!Cuanta amargura introdujiste en tu corazón, en pos del dulce néctar¡
Y como tu cara, fue reflejando, paso a paso, el desengaño.
Pero Jano fue aún mas perversa que yo mismo.
Su dulce cara, imprescindible y seductora, ocultaba ,casi, casi siempre al monstruoso rostro que temíamos
La improbable probabilidad de que así no sea, nos llevaría, una y otra vez a exponernos, vulnerables, a su cruel zarpazo.
No hay alternativa limpia al riesgo,
sino la soledad o la entrega.

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