domingo, 10 de mayo de 2009

Tras Troya-1

Te preguntarás que muestra la mascara,
Cuando, en fugaces momentos,
se hace translucida y enseña.
Y te contestaré:
La verdad pura jamás muestra,
Sólo se percibe un leve cambio de tono en su color,
Pero, contrario al que es propio o esperas.
Ese es el suyo.
Es todo lo que percibirás, solo hasta ahí te enseña.
Provocará en ti una ligera e instantánea duda,
Que, además, intentará justificar, de inmediato,
como reflejo exterior, de alguna realidad externa.
Así paralizando tus posibles respuestas,
Ofrece incontrastables explicaciones,
para el leve desliz que al descubierto deja.
No podrás contestarlas ni deberás creerlas,
Ni podrás dejar que de ti
salga asomo alguno de incredulidad o asombro.
Alerta sería o fatal autoengaño.
Es justo el único momento del que dispones,
Para planificar tu ataque y tu defensa.
Prevé siempre de las distintas hipótesis, la mas cruel,
Pues, tras la mascara, esa es siempre quien espera.
Analiza, de la fiera, sus probables fragmentos.
Antes de atacar, con sigilosa sagacidad de pantera,
debes, primero, dar lo anterior por perdido y disponer de alternativa,
Y provisto, luego, de los medios necesarios,
como quien una ciudad cerca,
cerrar las puertas por donde escabullirse pueda,
Bloquear canales y carreteras,
Y comenzar a demoler, de menor a mayor,
Los analizados fragmentos de la inevitable fiera.

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