domingo, 10 de mayo de 2009

Epilogos sobre las palabras-2

Theobaldia inmersa en el espacio sortea minúsculos planetas grises. Entre Perseo y Casiopea, antes de Andrómeda, piensa: ¿Dónde estarán estas orbitas?.
Atraída por el vacío, la curiosa pareja de Sirio es un enigma. No hay leyes para los astros. Solo Theobaldia hacia una incierta galaxia luminosa. CO3Fe y Piromagnetismo.
Erytrhopholeum sen elondo. Corta. Desbasta. Pule. Lija. Banchs. Portelles de setanta. Cairats. Silicato Cálcico y Carbonato Cálcico y Q. Detente, es el fin.
Entonces Theobaldia tu vida efímera es una angustia sin salidas. Da vueltas. ¡ que bello es el macho cuando emerge en el pantano!. También son hermosas las ninfas aunque una estética extraña no supiera encontrarlo. Las patas son muy largas, Annulata y el nido donde ha nacido sin familia se estará cubriendo de rocío esta mañana. No estoy sola. Urapteryx, Lasiocampa, comparten también mi destino astral, siempre girando hacia la muerte.
Escapa de esta orbita y vuelve a la ventana, donde no hay viento, donde no hay viento, ni salida y vuelve luego al ciclo sin sentido, a la noria de los vientos. Enormes, blandas y pesadas masas se mueven alrededor con la lentitud de otro tiempo. Einstein lo sabe y sin embargo, la prisión puede ser no solo la verja, el hierro o silicato, también es el rio para el pez y el deseo de encontrar el macho. Insisto, pero tropiezo. Camino alrededor, vuelo al revés, despisto con mi instinto a la fuerza que desconozco. Insisto, pero tropiezo.
Y la masa muerta que se mantiene inmóvil, plana en el vacío, soy yo mañana, sólo un día, parezco que medito. Esta génesis ¿Qué fin tiene?. Sarcophaga junto a mi prepara nerviosamente su vuelo, próximamente inútil, mientras blanda la masa que es alimento, esparce una lluvia fina horizontal que es veneno. Yo también soy veneno, pero, es tarde, no mas obligación de perseverar. No mas angustia.

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