sábado, 9 de mayo de 2009

Poemas a Prometeo-9

Dime:¿Buscaste la ínsula en tu cerebro o,intrépido, te arrojaste al mar?
Yo sé que quisiste dibujar con precisión primera cada detalle.
Sus bordes, sus colinas y lomas, los valles con sus ríos
Sus faunas y forestas y, enteros, todos sus matices y hermosuras.
Esperando, incauto, que la realidad, ávida, copiara a la belleza..
Pero esa perfección, en tí mismo desmotivándote, al finalizar, quedaba muerta o convertida
En cerrado ciclo del cual nada emana. Su contemplación no solo te aturdía, te anonadaba
Así pues, yo sé también que optaste por introducir en ella, turbias imperfecciones y agraviantes desequilibrios,
Los gérmenes de muerte, que, paradójicamente, la vivificaran.
Y esa ínsula creada, idéntica fue a aquella de la que partías, la que no deseabas.
Te arrojaste, claro es, al mar, pero ese era el gesto válido o valiente ,que esperaba y que formaría la isla inaprensible
Porque al nadar nacían las ondas que se expanden y buscan y llevan lejos, muy lejos, mucho mas lejos
La noticia exacta de lo que estamos haciendo y aún mas, aún mas, de su intención y su entera cadena
Así pues, como ves, nuestro llegar ,demasiado, no importa. Es solo un precio.
El precio germinal, primigenio si, pero insignificante frente a la inmensidad alcanzada.
Por eso cada voluntad que clama; turba, desequilibra y obliga al universo, inevitablemente, a dar una respuesta ineludible.
La misma que luego nos vuelve a turbar, desequilibranos y obligándonos a clamar de nuevo
La que el universo no puede silenciar sin destruirse.
La que si ignoramos, nos mata.
A eso, Mad, lo he llamado Vida.

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